La tarasca

tarasca

Según la tradición oral de Antioquia, Quindío, Risaralda, Caldas Tolima y Huila, por esos territorios paradisíacos deambula la Tarasca, un trasgo con figura antropomorfa que tiene extremidades de lagarto, cola de saurio, cabeza de tortuga, boca de caimán en la cual hospeda a esqueletos humanos. Refieren que han visto a la Tarasca hostigando animales silvestres y engullendo peces y que su apetito es insaciable. Afirman que después de darse un banquete, el engendro eructa, que su vaho es somnífero y que con su larguísima lengua es capaz de manear o ligar a varias personas o ganado.

Narran que la Tarasca asalta en las noches los comederos ubicados a la orilla de los caminos, especialmente en donde guisan gallina criolla, carne asada, bandeja paisa, tamal, lechona, mazamorra y sancocho.
Dicen que el engendro persigue las colmenas para endulzar su paladar y que en ocasiones embiste las fondas o cantinas rurales para beber los licores y que al embriagarse se pone a bailotear y a cantar emitiendo sonidos guturales, desapacibles y destemplados.
  
Dicen que la Tarasca tiene recubierto su cuerpo con un caparazón blindado como el de un armadillo o como el casco de una tortuga y que entre las articulaciones plegadizas esconde púas o espinas de erizo, las cuales dispara como dardos o como flechas para defenderse de los ataques de animales o de cazadores.
Hay quienes describen que el trasgo al verse perseguida y acorralada escarba romo un armadillo o como un topo y que puede permanecer enterrada días sin ahogarse.

Cuentan que la Tarasca pernocta en cuevas lóbregas especialmente en las que hay murciélagos, vampiros que degusta, también refieren que la Tarasca se refugia en los ríos, lagos, pantanos, humedales y páramos de las cordilleras.
Dicen que la Tarasca es muy ágil, que vuela como las ardillas, que se transporta usando bejucos como los micos, que es excelente nadadora, que se sumerge y menea como un animal acuático.
Relatan quienes han observado a la Tarasca que su apariencia es de monstruo feroz, pero que no ataca a los humanos mientras estos no la hostiguen o traten de cazar.
 
Refieren que han visto a la Tarasca hostigando animales silvestres y engullendo peces y que su apetito es insaciable. Afirman que después de darse un banquete, el engendro eructa, que su vaho es somnífero y que con su larguísima lengua es capaz de manear o ligar a varias personas o ganado.

Narran que la Tarasca asalta en las noches los comederos ubicados a la orilla de los caminos, especialmente en donde guisan gallina criolla, carne azada, bandeja paisa, tamal, lechona, mazamorra y sancocho.
Dicen que el engendro persigue las colmenas para endulzar su paladar y que en ocasiones embiste las fondas o cantinas rurales para beber los licores y que al embriagarse se pone a bailotear y a cantar emitiendo sonidos guturales, desapacibles y destemplados.

Muchos creen que la Tarasca tiene la capacidad para metamorfosearse en hombre o mujer y que participa en los festivales y en las ferias para divertirse y para tratar de saciar su bulimia canina y su apetito pantagruélico.
En algunas zonas describen a la Tarasca como a una horrible mujer vampiro caníbal la cual agrede a sus víctimas como si fuese, un felino o una hiena carroñera.

Igualmente mencionan que el espectro aúlla como un lobo y que bufa, resopla y jadea como un toro bravo.
Cuentan que han presenciado al fantasma de la Tarasca montado en caballos y en reses sin ensillar y que lo hace como el mejor vaquero o amansador de bestias y que en los corceles deja sus huellas pues rastrilla sus garras en sus cueros.

Autor: Asdrual Lopez Orozco

 
 

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