La anciana mendigante

Hubo una vez una anciana mendigante.

¿Pero has visto tú realmente a una anciana mendigante hacerte una petición antes de ahora?


Esta mujer pedía de la misma forma, y cuando recibía algo, decía:

 -"Que Dios os recompense."- 
 
La mendiga llegó a una puerta, y cerca del fuego del hogar estaba un joven calentándose. El muchacho le dijo amablemente a la pobre vieja que estaba temblando mucho por el frío:
 
-"Ven, abuela, y caliéntate aquí."- 
 
Ella entró, pero se acercó tanto al fuego, que su ropa vieja comenzó a arder, y ella no se daba cuenta. El muchacho se levantó y vio aquello, y decidió que debería apagar las llamas.

¿Y no es cierto que era eso lo que debería haber hecho?

Y como no había nada de agua, entonces lloró todo el agua de su cuerpo por sus ojos, que se convirtieron en dos grandes fuentes con las cuales pudo apagar la vieja ropa de la anciana.
 
Autor: Los Hermanos Grimm
 
 

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